La lista de alimentos que contienen colorantes artificiales parece interminable. Desde cereales hasta refrescos, desde pasteles hasta condimentos,casi todo lo que encontramos hoy en día en las tiendas de comestibles tiene colores artificiales. Estos productos, que se utilizan principalmente para mejorar la apariencia de muchos alimentos, no tienen valor nutricional, pero esa no es la única razón para evitarlos.
Según una revista médica bien posicionada, los estadounidenses comen hasta cinco veces más colorante que hace sesenta años. Inicialmente, muchos colorantes se elaboraban a partir de productos naturales como la remolacha, los arándanos y otros productos frescos con colores vibrantes. Pero con los consumidores que exigen productos cada vez más coloridos, los fabricantes han recurrido a colorantes sintéticos.
El problema es que nuevos estudios científicos están revelando efectos secundarios alarmantes con evidencia que apunta a graves consecuencias para la salud. El Centro para la Ciencia en el Interés Público ha tomado un papel activo al exigir la prohibición de todos los colorantes sintéticos para alimentos de parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos, o al menos los más populares que han demostrado ser un riesgo que incrementa los problemas de salud no solo en adultos sino también niños.
Los fabricantes deben incluir los colorantes alimentarios hechos por humanos en las listas de ingredientes, por lo que ver el rojo 40, el amarillo 5 y el amarillo 6 en las etiquetas se ha convertido en algo común. El problema es que estos tres colorantes que son los más comúnmente usados contienen compuestos como 4-aminobifenilo y bencidina, los cuales son agentes potencialmente cancerígenos.
Lo que es aún más alarmante es el daño que estos ingredientes causan a nuestros niños. Actualmente se realizan estudios que muestran una relación entre las crecientes cantidades de colorante sintético consumido con síntomas como hiperactividad y la pérdida de memoria a corto plazo. Saber que estos colorantes están aún más concentrados en alimentos enfocados para el consumo de los niños, como cereales para el desayuno, helados y refrescos, simplemente agrava el problema. Otros efectos secundarios que actualmente están relacionados con los colorantes alimentarios y los niños incluyen depresión, irritabilidad, aumento de las alergias y problemas de aprendizaje.
Investigadores y científicos están sugiriendo que el camino más responsable para los padres es tener una conversación con sus hijos que explique qué alimentos con colorantes artificiales son dañinos, los posibles daños de los colorantes sintéticos y que ofrezcan alternativas. Optar por un tazón de fruta fresca satisface tanto como lo haría un tazón de cereal por la mañana. Si bien es posible que los niños no quieran renunciar a sus golosinas favoritas, los padres responsables deben ayudarlos a crear hábitos alimenticios más saludables. Tómate el tiempo para leer las etiquetas, explicar a los niños cuáles son los ingredientes y por qué algunos productos son mejores para ellos.
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