“Tienes panza de casado” dicen en mi país. Pues es muy común que después del matrimonio, la pareja comience a ganar algo de peso (o en ocasiones mucho). Pero ¿a qué se debe?
“Estoy lleno de amor”, también dicen. Y es que cuando tienes una pareja, incluso desde el noviazgo, las salidas a cenar, los antojos, el cine, la tarde de helados, etc. comienzan a afectar el físico de los amantes, y cuando menos lo esperas ya tienes esa gran barriga.
En realidad, la causa de ganar peso en el matrimonio podría ser también psicológica.
Según una encuesta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, el 81% de los participantes admitieron que la relación afecta su peso. El 42% dijo que intenta llevar una dieta saludable, y el 41% dijo que no come sano cuando están con su pareja.
Además, otro estudio reveló que la gordura puede ser “contagiosa”. Si tu pareja comienza a subir de peso, podría contagiarte. ¿Te ha pasado? El mismo estudio demostró que los hombres casados llegan a subir casi 14 kilos y las mujeres 11.
La nutricionista Lucía Correa dice que el tiempo y el complacer a la pareja son factores definitivos a la hora de ganar peso. El tiempo porque en ocasiones la pareja no puede cocinar y optan por la comida rápida, sobre todo si se reencuentran para comer o cenar. Y el complacer al otro se refiere a que, si tú no estabas acostumbrado a los carbohidratos pero tu pareja si, entonces cedes y terminas cayendo en la tentación.
Eso claramente funciona. Pero, ¿por qué no hacerlo al revés? Si se puede contagiar la gordura, entonces contagiemos un estilo de vida saludable. Si tu pareja ama la comida chatarra, hazlo que ceda hacia tu ensalada o alimentos orgánicos.
La mujer entonces tiene un papel fundamental en esta situación, pues por lo general ella es la que planea las compras en el supermercado. Es ahí un buen lugar para comenzar: hacer compras inteligentes.
Desafortunadamente, tras el matrimonio también llega el sedentarismo. Ya no tienes el mismo tiempo para ir al gimnasio o practicar algún deporte pues te ves consumido por las responsabilidades del hogar, lo cual es otro factor importante para subir de peso.
Y sumado a eso, el metabolismo. Después de los 30 años, nuestro metabolismo es más lento y tiende a acumular más grasa.
Finalmente, el estrés y las preocupaciones también tienen su efecto en la balanza. Si no estás tranquilo, tu intestino no absorbe los alimentos adecuadamente y no aprovechas al máximo sus características.
Así que como te dije, inicien por contagiarse hábitos saludables. Acepten que a los 30 o después ya no pueden comer lo mismo que a los 20, simplemente porque su organismo no funciona igual. Si ya no tienen tiempo de ir al gimnasio como cuando eran solteros, opten por una caminata en vez de quedarse viendo televisión, planeen cuidadosamente sus comidas y sus compras en el supermercado, pueden fijar un día libre para comer un antojo, solucionar sus problemas también ayudará, y sobre todo no dejen de cuidar su apariencia sólo por sentirse “seguros” en la relación.
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