Carta a mis ex – Por Claudia Álvarez

No voy a explicar mi dedicatoria. Tómenlo como una alusión a los amores fallidos y llamémosle una gratitud sin destinatario, pero comenzaré afirmando que yo he sabido escoger.

He amado más a unos que a otros, ha habido hasta luegos y hasta nuncas; unos utilizaron armas más grandes, y en otras yo use misiles, pero nunca me fui en blanco.

Eso sí, todos han sido más adultos que yo, lo cual se agradece.

Hay  que admitir que algunos tienen vocación de tatuajes, ignorando -probablemente- su posición de musa. Pero en materia de amor,  nunca me ha gustado comprar boleto para fantasmas de llanto. Porque la gente que realmente sabe amar deja huella, más no cicatriz.

Me gusta creer (no sé con cuanto apego a la verdad) que las promesas incumplidas no surgieron por falta de amor. Fue una serie de razones abstrusas; conclusiones precipitadas y urgentes, carácter inconstante, emociones mal dimensionadas; las cuales detonaron desenlaces a veces insípidos, a veces cruciales, siempre necesarios.

Al final el tiempo nos puso cara a cara y la distancia hizo lo demás.

No me queda más que sonreír con indulgencia a esa serie de eventos, y traducirlos en estrategias para futuras aspiraciones de enamoramiento.

Porque yo también busco una vida bonita, una rebanada de la acción, con Cupido, auroras boreales y toda la cosa. De invierno lo irremplazable que por lo demás, son cosas triviales.

Lo sigo sosteniendo, prefiero encontrarme nuevamente herida antes de perder la capacidad de confiar. Una plataforma que ya de entrada, nos ubicará por encima de las circunstancias.

Claudia Álvarez

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