¿Estás seguro que no padeces ORTOREXIA? [Parte 1]
Cada vez mas, muchas personas están llevando una vida saludable, pero esto puede llevar a una OBSESIÓN convirtiéndose en un trastorno llamado ORTOREXIA
Este trastorno fue definido en el año 2000 por Steven Bratman. Es un término que procede del griego (ortho, justo, recto, y orexia, apetencia), así que ortorexia vendría a significar “apetito correcto”, aunque hoy en día denominamos así a un trastorno que consiste en la obsesión por la comida sana.
Aunque la ortorexia no ha sido reconocida oficialmente en los manuales terapéuticos de trastornos mentales, los escasos estudios en torno a ella sí parecen confirmar que detrás de la obsesión por un menú escrupulosamente limpio subyace con frecuencia un trastorno psíquico.
La preocupación patológica por la comida sana lleva a consumir exclusivamente alimentos procedentes de la agricultura ecológica, es decir, que estén libres de componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas, además de aquellas sustancias que hayan sufrido alguna clase de “condena o superstición”. Esta práctica puede conducir muchas veces a que se supriman la carne, la grasa y algunos grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan correctamente por otros que puedan aportarle los mismos complementos nutricionales.
¿Cómo diagnosticar la ortorexia?
Aunque todavía no están lo suficientemente contrastados, existen algunos criterios diagnósticos para la ortorexia, que según Bratman serían:
-Dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta sana.
-Preocuparse más por la calidad de los alimentos, que del placer de consumirlos.
-Disminución de su calidad de vida, conforme disminuye la calidad de su alimentación.
-Sentimientos de culpabilidad cuando no cumple con sus convicciones dietéticas.
-Planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente.
-Aislamiento social provocado por su tipo de alimentación.
La respuesta afirmativa a estas y otras cuestiones similares permitirían, según Bratman, diagnosticar ortorexia nerviosa y sus grados. También se consideran síntomas algunas conductas relacionadas con la forma de preparación (verduras siempre cortadas de determinada manera) y con los materiales utilizados (sólo cerámica, sólo madera, etc.), ya que también forman parte de los rituales obsesivos.
En definitiva, la vida cotidiana se ve afectada, ya que lo que empezó como un hábito alimentario, deriva casi en una “religión” donde la mínima trasgresión equivale al pecado.
CONTINUARÁ
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