¿Cuál es la Clave de un Matrimonio Duradero?

Obsesionarte con hacer feliz al otro. Así de simple, pero…  ¿de verdad es tan sencillo?

Un académico de la Universidad de Málaga comenta que “si no estás obsesionado por hacer feliz a tu pareja, ¡no te cases!”, y que es mejor averiguar si ella o él tienen la misma obsesión por ti antes de dar el gran paso.

La realidad es que el amor, al igual que una planta, necesita alimento todos los días y si esto no sucede, entonces se muere. El detenerse cada día a pensar por un instante qué detalles de cariño vas a tener hoy con tu pareja, hará que veas tu matrimonio como la gran aventura de tu vida, algo que te ilusiona y que defiendes a toda costa.

Aunque no lo creas, dejarte querer por tu pareja es muy importante. Algunas personas no saben provocar amor, o bien, no saben recibir a quien se le entrega. No podemos entregarnos si del otro lado no hay alguien que libremente nos reciba. Hoy en día, somos muy individualistas y he ahí el gran error, para quererme bien a mí mismo debo estar al pendiente del otro.

El amor en el matrimonio es diferente a todos los demás amores. En él, todo lo que no se hace por amor es dañino e inútil. Muchas parejas se separan diciendo que no eran felices y que no dio resultado, esto es porque no trabajan el amor cada día, no entienden que la felicidad es directamente proporcional a lo que uno ama. La felicidad, como todos creemos, no se consigue buscándola directamente, sino que es un efecto secundario, algo que llega cuando uno va amando más y mejor. Por lo tanto, en el matrimonio hay que empeñarse cada momento por enamorarse y por enamorar más al otro.

Y finalmente, un elemento realmente vital para el matrimonio es el tiempo. El académico Tomás Melendo recomienda lo siguiente:

• Unos minutos para el cónyugue cada día a solas.
• Una tarde para la pareja cada semana.
• Una escapada extra cada año.

Y no tengas miedo de ser romántico. La peor política económica en la familia y el matrimonio es ahorrar en felicidad.